lunes, 4 de junio de 2012

Maquila moderna

Exactamente hace once meses que me senté por primera vez enfrente de una computadora para empezar por primera vez en mi actual trabajo. De ahí en adelante todo era incertidumbre, pero el panorama era prometedor, una callcenter de renombre, una nueva cuenta que no incluía llamadas y con bastantes opotunidades para crecer. O eso era lo que todos decían.

Convencerme de volver a trabajar en callcenter le costo a mi novio al rededor de un mes, la experiencia por el 2010 no había sido muy placentera y no duré mas de dos meses. Pero esto era nuevo, no gritos de gringos "indignados" con la empresa al oído, solo leído. Un ambiente más libre, hasta podías comer en tu lugar y los jefes eran los más abiertos y "buena onda" del lugar. Ok, me convencieron y ya que el trabajo hacía falta y la cosa se miraba prometedora, aplique al trabajo.
Les debo decir que si llevo 11 meses ahí  es porque en verdad el trabajo no es malo. 
Y es aqui donde todos han de pensar que empieza el gran "pero", pero no. Si algo es cierto en la ley universal es que todo cambia y que lo que no evoluciona está condenado a morir. Así que por supuesto a medida que la cuenta crece, así como para una persona normal, más responsabilidades se deben tomar.
Pero lo malo de tomar más respondabilidades a nivel de una empresa es que TODOS estén dispuestas a tomarlas. 
Pasó lo que supongo pasa en casi todos los lugares donde hay libertades: el famoso dicho de "les das la mano y te muerden el brazo" (o algo así va).
Muchos mordieron el brazo de los jefes por varios meses, aprovecharon de que por razones que sólo los jefes conocen, no se les despedía a las varias llamadas de atención. Llegadas tardes, evación del trabajo, faltas y entre otras cosas engrosan la lista de cosas que varios compañeros de trabajo se dieron a la tarea de hacer porque simplemente podían. Claro, hubieron unos que no corrieron con la misma suerte, o simplemente no eran tan buenos para poner excusas como otros.
Pero entonces las responsabilidades llegaban, y a costa de las previas mordidas en el brazo, empezaron poco a poco a dejar de darnos tanto la mano. Medidas que cualquiera con dos dedos de frente puede entender, en especial cuando un nuevo jefe llega y uno que viene de afuera y con una filosofía de trabajo un poco más oriental y menos del norte.
Sin embargo, ¿hasta que punto uno puede entender, tolerar y cumplir las medidas que se imponen sin sentir que la situación se vuelve cada vez más injusta?
Porque las medidas serían mucho mejor si hubieran sido preventivos, pero éstas son reactiva, las cuales las hacen más severas e injustas para quienes hasta la fecha si habían hecho las cosas bien.
Como bien sabemos nuestra sociedad no se caracteriza por ser preventiva sino mas bien reaccionaria, hasta que no pasa lo evitable no se dan cuenta de que de hecho era evitable. Y entonces se da el otro efecto, en el que justos pagan por pecadores porque, al final con las nuevas medidas los que eran malos fueron despedidos y los buenos que si quieren trabajar quedamos bajo las nuevas reglas y las nuevas exigencias cuando ni siquiera aveces tenemos un equipo en buen estado para trabajar. Las inconformidades ya se han empezado a sentir y todos tiene algo más que decir acerca de su entorno de trabajo, las quejas se hacen escuchar en un turno entero de 10 horas entre que el sistema no sirve, el producto tampoco sirve y los de arriba parecen estar ciego o sordos ante lo que se les viene arriba.
De ahora en adelante solo queda esperar a ver si las medidad tienen los resultados que ellos esperan, en el tiempo que ellos esperan y sin ganarse el calificativo que cualquier otro callcenter se termina ganando de sus empleados: "maquila moderna"

No hay comentarios: